"Toda el agua de los ríos no sería suficiente para lavar la mano ensangrentada de un homicida."
Esquilo
Tú que apretaste el mísero gatillo,
tú que empuñaste la traicionera daga
que apaga vidas tal como se apaga,
de una agotada vela, el débil brillo.
Tú que arrancaste con tu propia mano
el último suspiro de una vida,
que con la saña vil del homicida
alimentaste a hordas de gusanos.
Tu mano, que asesina y que desuella,
y logra transformar el todo en nada,
es la que deja manchas en la alfombra.
Jamás podrás borrar tu oscura huella,
la sangre está en tus manos tatuada,
irá contigo igual que va la sombra.
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